Mar. Dic 23rd, 2025

En redes sociales, podcasts de bienestar y estantes de tiendas naturistas, los greens powders se presentan como una solución elegante a un problema moderno: la dificultad de comer suficientes verduras todos los días. Una cucharada en agua promete equivaler a varias porciones de vegetales, mejorar la digestión, aumentar la energía y “desintoxicar” el cuerpo. Pero ¿qué tan cierto es esto? ¿Estamos ante un superalimento concentrado o frente a una estrategia de marketing bien afinada?

Los suplementos verdes en polvo suelen estar compuestos por mezclas de vegetales deshidratados —espinaca, kale, brócoli—, algas como espirulina o chlorella, pastos como wheatgrass, además de extractos de frutas, probióticos y adaptógenos. En papel, la lista suena impresionante. El problema aparece cuando se analizan las cantidades reales y la forma en que estos ingredientes llegan al organismo.

Una de las principales limitaciones es la pérdida de nutrientes durante el procesamiento. Aunque el secado puede conservar ciertos minerales y compuestos bioactivos, muchas vitaminas sensibles al calor, la luz y el oxígeno —como la vitamina C o algunos antioxidantes— se reducen significativamente. Además, la fibra, uno de los grandes beneficios de comer verduras enteras, suele estar presente en cantidades mucho menores que en su versión fresca.

La comparación con los vegetales frescos es inevitable. Comer una ensalada o un plato de verduras salteadas no solo aporta vitaminas y minerales, sino también textura, saciedad y una matriz alimentaria compleja que influye en la absorción de nutrientes. Masticar, oler y combinar alimentos tiene efectos metabólicos y digestivos que un polvo disuelto en agua simplemente no puede replicar.

Otro punto crítico es la idea de “desintoxicación”. El cuerpo humano ya cuenta con sistemas altamente eficientes para eliminar desechos: hígado, riñones, intestinos y pulmones. Ningún polvo verde sustituye estas funciones. Cuando un suplemento promete “detox”, suele apoyarse más en lenguaje aspiracional que en evidencia científica sólida.

Eso no significa que los greens powders sean inútiles. Pueden tener un lugar específico: personas con dietas muy limitadas, viajeros frecuentes, quienes atraviesan periodos de estrés o enfermedad, o quienes simplemente necesitan un apoyo ocasional cuando el acceso a verduras frescas es complicado. En estos casos, funcionan más como un complemento que como un reemplazo.

El problema surge cuando se venden como atajos nutricionales. Una cucharada de polvo no equivale a cinco porciones de vegetales, por más verde intenso que tenga el vaso. Además, muchos de estos productos tienen precios elevados, fórmulas “propietarias” que no especifican dosis claras y beneficios exagerados que apelan a la culpa alimentaria.

Para quien esté considerando incluirlos en su rutina, la clave está en la lectura crítica de etiquetas. Buscar listas de ingredientes simples, evitar promesas grandilocuentes, revisar la presencia real de fibra y desconfiar de mezclas milagro es un buen punto de partida. Y, sobre todo, entender que ningún suplemento compensa una alimentación pobre en alimentos frescos.

En el balance final, los suplementos verdes en polvo son más una herramienta circunstancial que un superalimento revolucionario. Los vegetales frescos siguen siendo insustituibles por su densidad nutricional, su papel en la salud intestinal y su impacto cultural y culinario. El verdadero “verde milagroso” no viene en bote, sino en el plato, comprado en el mercado, preparado en casa y comido con regularidad.

por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *