Mar. Sep 16th, 2025

En el Zócalo capitalino, entre redobles de tambores y paso marcial, la presidenta de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, volvió a poner al Legislativo en la foto oficial del país. Tras tres años de ausencia, el Congreso regresó al Desfile Cívico Militar del 16 de septiembre, y con ello se cerró un paréntesis incómodo en el que uno de los poderes de la República parecía haberse quedado castigado en la esquina.

López Rabadán no perdió la oportunidad de recalcar que la presencia del Legislativo es una muestra de pluralidad. “Hoy represento a mis 499 compañeros diputados”, dijo, subrayando que el regreso al desfile no era un acto personal, sino una reivindicación institucional. En un país donde cada poder suele remar en direcciones opuestas, la postal de unidad en el Zócalo resultó tan rara como necesaria.

El hecho no pasó desapercibido: el Legislativo había desaparecido de este acto republicano desde hace tres años, y su regreso no solo fue simbólico, sino un mensaje claro de que México puede mostrar —al menos por un día— que la pluralidad existe y se puede representar sin necesidad de discursos incendiarios. Una imagen que, como ironizan algunos, vale más que cien sesiones plenarias llenas de gritos y descalificaciones.

Además, López Rabadán destacó la presencia femenina en los tres poderes: Claudia Sheinbaum en el Ejecutivo, una presidenta en el Senado y ella misma en San Lázaro. “Es tiempo de mujeres”, dijo, recordando que el 51 por ciento de la población son mexicanas y que la deuda histórica con ellas comienza a saldarse. Si algo dejó en claro el desfile es que la República, después de dos siglos de independencia, entendió por fin que las mujeres no son invitadas de ocasión, sino protagonistas del futuro político del país.

La foto de los tres poderes juntos, con mujeres encabezándolos, podría verse como un avance civilizatorio en un país donde la política suele ser un campo de batalla más que un espacio de acuerdos. Pero también es una advertencia: las imágenes simbólicas sirven para legitimar, aunque el reto real sigue siendo que esa pluralidad se traduzca en consensos duraderos dentro del Congreso. Porque si bien marchar en línea recta por Paseo de la Reforma es posible, construir acuerdos en San Lázaro sigue siendo la prueba de fuego.

En suma, el regreso del Legislativo al desfile, encabezado por Kenia López Rabadán, no solo devolvió la formalidad republicana al acto cívico, sino que también reflejó un nuevo tiempo político en el que las mujeres ocupan la primera fila. El desafío ahora es demostrar que la “política de la buena” que la diputada prometió puede sobrevivir más allá de la foto oficial.

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