Lun. Nov 10th, 2025

El chimpancé, ese habitante de los bosques tropicales de África Central que comparte aproximadamente el 98.8% de nuestro ADN, acaba de demostrar que la similitud con los humanos va más allá de la genética. Una investigación reciente publicada en la prestigiosa revista Science sugiere que estos primates poseen una capacidad cognitiva sofisticada: la habilidad de cambiar de opinión al ser confrontados con nuevas evidencias. Este hallazgo indica la presencia de un pensamiento racional que hasta ahora se consideraba típicamente humano.

El estudio, llevado a cabo en el Santuario de Chimpancés de la Isla Ngamba en Uganda, sometió a los animales a una serie de pruebas ingeniosas. Inicialmente, se les enseñó a elegir entre dos cajas, guiándose por pistas que indicaban cuál contenía comida. El giro crucial llegó cuando los investigadores les presentaron nuevas evidencias que contradecían la información anterior. Frente a esto, se observó que un número significativo de chimpancés no se aferraba obstinadamente a su primera impresión; por el contrario, modificaban su elección basándose en los datos actualizados. Este comportamiento no fue aleatorio ni meramente instintivo. Para garantizar la solidez del descubrimiento, los científicos utilizaron modelos computacionales que confirmaron que la toma de decisiones de los chimpancés se alineaba con estrategias racionales de revisión de creencias.

Emily Sanford, investigadora de la Universidad de California, Berkeley y coautora del estudio, destacó la importancia del hallazgo: “Los chimpancés fueron capaces de revisar sus creencias cuando surgieron mejores pruebas. Este tipo de razonamiento flexible es algo que solemos asociar con niños de cuatro años. Fue emocionante demostrar que los chimpancés también pueden hacerlo”. Esta capacidad de «cambiar de idea» no es un simple reflejo, sino un proceso cognitivo complejo que implica evaluar nueva información y ajustar las decisiones en consecuencia. El siguiente paso en esta fascinante línea de investigación será recopilar datos de niños pequeños para realizar una comparación directa, con el objetivo final de trazar un mapa comparativo de las capacidades de razonamiento a través de las ramas evolutivas. Este estudio no solo profundiza nuestra comprensión sobre los chimpancés, sino que también nos obliga a redefinir los límites de la racionalidad en el reino animal.

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