Lun. Dic 22nd, 2025

No todo lo que está a la vista es caos. En respuesta al minimalismo pulcro, blanco y silencioso de la última década, ha surgido una estética más humana y expresiva: el desorden organizado. Una forma de decorar que acepta la acumulación, la mezcla y la vida cotidiana… pero con intención.

No es abandono ni falta de orden. Es curaduría con carácter.

Del minimalismo aspiracional al hogar vivido

Durante años, el ideal fue la casa despejada, casi impersonal. Espacios que parecían no ser habitados. El desorden organizado nace como reacción a esa presión estética: reconoce que vivimos, coleccionamos, trabajamos y creamos dentro de casa.

Esta tendencia valora los objetos con historia —libros, cerámica, arte, recuerdos, herramientas creativas— y los integra al espacio como parte de su identidad visual.

¿Qué es (y qué no es) desorden organizado?

El desorden organizado no es acumular sin criterio. Tampoco es dejar cosas tiradas “porque se ve artístico”. La diferencia está en la intención y la repetición visual.

Funciona cuando hay un hilo conductor: una paleta de color, un tipo de material, una temática (libros, plantas, objetos de viaje) o una estructura clara que sostenga la acumulación.

El caos sin reglas abruma. El caos con patrón decora.

Libreros llenos, pero con ritmo

Uno de los escenarios favoritos de esta estética es el librero. Estantes repletos de libros, objetos, marcos, plantas y piezas pequeñas pueden verse armoniosos si se cuida el ritmo visual.

Alternar alturas, dejar pequeños “respiros” y repetir ciertos materiales —madera, cerámica, metal— ayuda a que el conjunto se lea como una composición, no como una mudanza eterna.

Superficies que cuentan historias

Mesas, consolas y escritorios también entran en juego. Apilar libros, colocar una lámpara, sumar una bandeja con objetos cotidianos o piezas personales crea escenas que se sienten vivas.

La clave está en limitar el número de elementos y agruparlos. Tres o cinco objetos bien elegidos comunican más que diez sin relación.

El papel del color y la textura

El desorden organizado se apoya mucho en texturas y capas. Maderas, textiles, papel, cerámica y plantas suavizan la sensación de saturación. Los colores pueden ser variados, pero suelen repetirse para generar coherencia.

No se trata de uniformidad, sino de diálogo entre piezas.

Funciona mejor cuando todo tiene uso

Una regla silenciosa de esta tendencia es que los objetos no sean solo decorativos. Libros que se leen, instrumentos que se usan, mantas que abrigan. Cuando lo que ves tiene función, el espacio se siente auténtico, no escenográfico.

El desorden organizado celebra la vida en proceso, no la perfección congelada.

Cómo lograrlo sin que se vuelva abrumador

Empieza por elegir una zona, no toda la casa. Observa qué objetos ya usas y te representan. Retira lo que no aporta ni función ni historia. Luego, agrupa, prueba, mueve.

Si algo no se ve bien, probablemente no necesita desaparecer, solo cambiar de lugar.

Un hogar que no pide disculpas

El desorden organizado no busca aprobación ni likes. Es una estética que dice: aquí se vive, se piensa y se crea. Frente a la obsesión por el orden perfecto, propone algo más honesto y sostenible.

Porque a veces, el verdadero lujo no es el espacio vacío, sino un hogar que se siente habitado.

por admin

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