Vivir en un departamento chico no tiene por qué ser sinónimo de caos ni de aburrimiento. La diseñadora e influencer Zaira Kuri propone una serie de ideas prácticas para transformar cualquier rincón compacto en un espacio funcional, bonito y con un toque de lujo, sin necesidad de gastar una fortuna. Su propuesta se centra en aprovechar la luz, el equilibrio visual y la inteligencia al elegir cada pieza.
El primer truco está en los floreros de cristal. No se trata solo de estética: al ser translúcidos, no bloquean la vista y generan sensación de amplitud. En la entrada o la sala, un jarrón esbelto con ramas naturales o flores tropicales puede convertirse en un punto focal que dé vida al espacio sin saturarlo. La idea, explica Kuri, es “decorar sin estorbarle a la vista”.
Otro de sus secretos son las lámparas de pared, ideales para liberar espacio en el piso. En cuartos pequeños, cada centímetro cuenta, y al trasladar la iluminación a los muros, se gana libertad para colocar muebles o dejar zonas despejadas. Además, las luces dirigibles o difusas ayudan a crear ambientes acogedores y sofisticados, perfectos para leer o descansar sin encandilar.
El tercer consejo es incorporar plantas altas o colgantes. Zaira insiste en que el verde siempre transforma, incluso en espacios reducidos. Las plantas verticales atraen la mirada hacia arriba y dan la sensación de que el techo es más alto. Pero advierte: “no se trata de llenar la casa como selva, sino de dar toques de vida con medida”. Un par de especies bien elegidas bastan para refrescar el ambiente.
Los muebles y accesorios de acrílico también son aliados en espacios compactos. Aunque a la diseñadora no le encantan en lo personal, reconoce que cumplen una función mágica: están ahí, pero no se ven. Mesas, sillas o lámparas de este material ayudan a mantener la ligereza visual y a evitar la saturación del entorno.
En la cocina y el baño, la clave está en aprovechar al máximo el almacenamiento. Utensilios plegables, coladores que se doblan o juegos de tazas medidoras que encajan unas dentro de otras pueden ahorrar espacio y mantener todo en orden. Lo importante, dice Kuri, es pensar “cómo se guarda antes de comprar”.
Las paredes también juegan un papel crucial. Instalar ganchos decorativos o canastas de fibra natural permite colgar bolsas, abrigos o accesorios sin necesidad de muebles adicionales. Además, pueden convertirse en un detalle visual atractivo si se colocan en composiciones creativas, sobre todo en entradas y dormitorios.
Si se busca un efecto inmediato de amplitud, los espejos son el truco infalible. Colocados frente a una ventana o en la entrada, duplican la luz y la profundidad visual. Un espejo grande o de pared completa puede cambiar por completo la percepción del tamaño del lugar. Pero, como todo, hay que usarlo con moderación: demasiado reflejo puede generar el efecto contrario.
Otra herramienta versátil son los otomanes y bancos. Pequeños, ligeros y multifuncionales, sirven como asiento, mesa auxiliar o espacio para guardar cosas. Su ventaja está en que se pueden mover fácilmente o esconder bajo otros muebles para liberar circulación. Un mismo banco puede usarse en la sala, el comedor o incluso el dormitorio.
Finalmente, la especialista recomienda apostar por mobiliario flotante e iluminación LED. Los muebles suspendidos dejan visible el suelo y dan continuidad visual, lo que hace que todo parezca más grande. Si se combinan con tiras de luz colocadas debajo o detrás, el resultado es un ambiente moderno, limpio y elegante, ideal para quienes quieren maximizar metros sin sacrificar diseño.
En resumen, el secreto no está en tener más cosas, sino en elegir mejor. Cada pieza debe tener propósito, equilibrio y ligereza. En una ciudad donde los espacios se encogen pero el estilo no se negocia, estas ideas se convierten en una guía práctica para lograr que hasta el depa más pequeño luzca de portada de revista.
